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Fin de semana en córdoba: Vista panorámica de la ciudad

Fin de semana en Córdoba

Fin de semana en córdoba: Calles del barrio de la judería

Fin de semana en Córdoba

¿Pensando en una escapada de fin de semana en Córdoba? Deja de pensarlo y al lío. Es una ciudad preciosa, con muchísima historia y secretos que descubrir. A nosotros nos encantó desde que llegamos y la consideramos un must si visitas (o vives en) España.

Siempre que podemos, y para aprovechar mejor el tiempo, viajamos el viernes después de la jornada laboral para despertar el sábado en nuestro destino. Y así lo hicimos en Córdoba. 

Llegamos a la hora de cenar a nuestro Hotel Urban Vida. Situado en el centro y con un precio económico, este hotel nos decepcionó un poco ya que es muy ruidoso (se oía hasta la puerta de entrada cada vez que alguien entraba o salía). Las habitaciones son cómodas y el hotel es bonito aunque sencillo pero no lo recomendamos si quieres descansar después de patearte Córdoba o si eres de sueño ligero.

Fin de semana en córdoba: habitación del hotel

También es recomendable mirar con antelación los precios, aforos y horarios de las principales atracciones turísticas para evitar sorpresas. Buscando información, decidimos coger las entradas anticipadas para la Mezquita y el Alcázar con guía y pase prioritario a través de Headout. No los conocíamos pero la verdad es que nos gustó mucho cómo nos trataron, son muy atentos (nos confundimos y pedimos guía en inglés, se dieron cuenta y nos ofrecieron cambiar sin problema) y la guía, nos contó cosas interesantísimas de forma muy amena. Ofrecen también un tour por el Barrio de la Judería, pero nosotros preferimos pasearlo por libre.

Y ahora sí, te contamos qué hacer un fin de semana en Córdoba:

Día 1: empezando por el Barrio de la Judería

Nada como empezar la jornada con un desayuno típico andaluz, con su mollete, su tomate natural triturado y un chorrito de aceite de oliva. Puedes disfrutar de esta u otras delicias en las terrazas del Mercado Victoria, el primer mercado gastronómico de la ciudad. Nosotros fuimos a Panea y cogimos fuerzas casi para todo el día. Ya que estás allí echa un ojo al edificio de hierro forjado en el que se encuentra y a los flamencos de colores de una de las entradas.

Fin de semana en córdoba: Álvaro y Alba desayunando en Panea una tostada de tomate

Comenzamos nuestro recorrido cruzando la gran Avenida Victoria desde el mercado y dejando a nuestra derecha el Hospital de la Cruz Roja para acceder al Barrio de la Judería por la Puerta de Almodovar (s.XIV).

Paseo con la puerta de Almodovar al fondo

Justo antes de entrar verás el tramo mejor conservado de la muralla que rodeaba Córdoba y que recorre la calle Cairuán, llena de estanques.

Muralla de córdoba con los canales en paralelo

Nada más cruzar la puerta, a la derecha, la estrecha Calle Judíos guarda varios tesoros cordobeses. La primera parada es en la Casa Andalusí. Nosotros la vimos de casualidad justo antes de llegar a la sinagoga. Es una casa tradicional del s.XII. Para visitarla hay que pagar una entrada de unos 4€. Aunque nos pareció un poco caro, decidimos verla y mereció la pena. Además de ser preciosa por dentro con su patio y sus fuentes árabes de azulejos, alberga un pequeño museo del papel.

Patio central con fuente, plantas y arcos de la casa andalusí de córdoba

Continuamos hacia la Sinagoga. Acostumbrados a verlas cual iglesias erigidas en un punto clave, la Sinagoga de Córdoba se mimetiza con las casas locales. Se encuentra en el número 20 de la misma calle. Aunque es pequeña (y gratuita), aún se conservan las filigranas árabes de las paredes.

paredes blancas de la sala de oración de la sinagoga con filigranas

Más adelante, desembocamos en el Zoco Municipal o Mercado de Artesanía enmarcado en un patio cordobés mezclado con arte mudéjar. Este mercado apuesta por los artistas locales que venden sus creaciones en diferentes tiendas repartidas por las dos plantas del patio.

Escalera de subida al segundo piso del zoco lleno de macetas

Para salir, lo hicimos por el acceso a la Plaza Maimónides, donde se encuentra el Museo Taurino, al que no hicimos ningún caso.
Esta salida, todo recto, nos llevó a los Baños del Alcázar Califal. La entrada cuesta unos 3€ y podrás ver los restos de lo que nosotros hoy en día conocemos más como hammam o baños árabes. También, durante la visita, hay carteles explicativos con el funcionamiento de las salas fría y caliente, cómo circulaba el agua o cómo curaban a los enfermos.

Columnas de una de las salas de los baños árabes

Justo antes de llegar a los baños, no te pierdas la simpática Calleja del Salmorejo Cordobés, ¡con receta y todo!

Titulo de la calle y receta del salmorejo puestos con azulejos en la entrada de la calle

Para acabar la mañana, no podían faltar los patios cordobeses. Su época fuerte y donde podrás ver todos bien lustrosos y listos para concurso, es a principios de mayo. Sin embargo, si como nosotros vas en otro momento, no te preocupes. 

Patio andaluz con escalera central y balcón en la parte superior

Dejando a un lado la preciosa plaza de palmeras del Alcázar, nos adentramos en el Barrio de San Basilio donde podemos hacer una ruta de 5 patios por un precio asequible, 6€. Este dinero ayuda a seguir con esta preciosa tradición ya que mantener los patios no es un trabajo remunerado, cada dueño cuida de su patio. Esta ruta, además, pasa por una de las dos famosas esculturas dedicadas a ellos, a los cuidadores y cuidadoras de los patios de Córdoba.

Estatua con un abuelo dando una maceta a su nieto subido en la escalera y rodeado de macetas

También hay algún patio cuyos dueños abren al público por la voluntad y normalmente, no participan en el mencionado concurso.  

Patio cordobés lleno de plantas con silla y mesa de forja

Para comer hay muchísimos sitios. Un amigo cordobés nos recomendó las Bodegas Mezquita y para allá que fuimos. Tenían un menú del día económico y aprovechamos para probar un salmorejo cordobés auténtico.

Salmorejo cordobés con jamón, huevo y chorrito de aceite encima

Por la tarde, nos dirigimos hacia la famosa Plaza de la Corredera. Una impresionante plaza rectangular que recuerda a las de Salamanca o Madrid. De hecho es la única de estas características en toda Andalucía. Allí podremos tomar un café en una de sus terrazas.

Fin de semana en Córdoba: Vista de una de las esquinas de la plaza corredera con terraza

De camino aprovechamos para ver la Iglesia de Santo Domingo y el Templo Romano

Después, nos acercamos al parque del recinto ferial. Aquí, ya en las afueras, hay unas vistas muy bonitas de Córdoba.

Vistas de la ciudad de córdoba con la puerta del perdón del alcázar en primer plano

Cruzamos el Puente del Arenal, seguido del de Miraflores para acabar en el Puente Romano tras un paseo junto al Guadalquivir. Custodiado por la Puerta del Puente a un extremo y la Torre de la Calahorra al otro, impresiona, y más con la luz del atardecer.

Fin de semana en córdoba: Álvaro y Alba en el puente Romano con la torre calahorra de fondo

Acabamos el día dándonos un homenaje en la Taberna Gastronómica Tabgha. Estaba cerca del hotel y nos dio buena espina. ¡Cenamos de lujo!

Día 2: los grandes de Córdoba

Continuamos nuestro fin de semana en Córdoba. Comenzamos el día a tope porque hoy toca ver a los grandes de la ciudad. Primero, visitamos el Alcázar a las 10 de la mañana. Como te comentábamos al principio, contratamos una visita guiada que fue un acierto.

En el interior del Alcázar, muy escueto, hay un jardín árabe, una colección de mosaicos y unos maravillosos jardines que, pese a la lluvia, pudimos recorrer. 

Jardines del Alcázar con estanque a lo largo y árboles y flores por todas partes.

Coger un guía merece la pena, tanto en el Alcázar como en la Mezquita. Ambos declarados Patrimonio Cultural de la Humanidad, tienen una gran historia, curiosidades y mezclas que jamás te creerías o conocerías si no te las cuentan.

Puede que pienses que las visitas guiadas a estos monumentos son caras (23€ entrar a la Mezquita y casi 25€ al Alcázar). Personalmente, creemos que merece la pena pagarlas, especialmente en la Mezquita. 

Arcos típicos de la mezquita

Tras una hora libre que aprovechamos para desayunar, volvíamos al punto de encuentro para iniciar la visita a la Mezquita-Catedral, quizá una de las mejores visitas de todo el fin de semana en Córdoba. 

Para nosotros fue todo un descubrimiento. La Mezquita de Córdoba, como se la llama de forma abreviada, no solo es mezquita, también catedral. ¡Y vaya Catedral!

Crucero de la catedral

No solo son sus arcos rojos, es la unión de arte árabe y cristiano más bonita que hayamos visto. Hasta la Mihrab, o indicador de la dirección de la Meca, tiene ornamentos cristianos (aunque no lo parezcan).

Mihrab, especie de puerta que indica la dirección del rezo

De la Mezquita creo que nos impresionó todo, por dentro y por fuera. No queremos darte una clase de historia pero sí dejarte algunos datos curiosos para que te pique el gusanillo de ir:

  • Esta mezquita no está orientada a la Meca, y ¡ojo! no es la única.
  • La Mezquita se construyó sobre la Basílica visigoda de San Vicente, es decir, sobre un templo cristiano.
  • Se construye en 4 fases y son las columnas las que te dirán en qué fase estás.  
  • Hay varias capillas dentro de la mezquita.
  • La impresionante Catedral se construyó en el centro de la mezquita y al entrar no se ve.

Fue una visita de dos horas y nos fuimos porque nos echaban, si no, nos habríamos quedado otro rato.

Ya era hora de comer algo. En esta ocasión, nos dejamos llevar por nuestro instinto y paramos en la Taberna El Capricho, muy cerca de la Mezquita. Aquí probamos los típicos flamenquines.

Por la tarde, puedes visitar las Caballerizas Reales que además de ser la cuna de los caballos pura raza españoles, vamos que son caballos preciosos, tiene un espectáculo ecuestre al aire libre, mezclado con baile flamenco que nos habría encantado poder ver.

cabellerizas reales

Aquí termina nuestra escapada de fin de semana en Córdoba. Un viaje por la cultura y las tradiciones, un recorrido de sabores intensos y olor a flor. Nos dejamos muchas cosas en el tintero pero esperamos poder volver porque Córdoba enamora.

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