Copenhague en Navidad
Ya hace casi 10 años que celebro la Navidad, concretamente la Nochevieja, de viaje con mi familia. Este año había oído hablar mucho de Copenhague por un lado o por otro y aunque barajamos varias opciones, nos decidimos por la llamada ‘Capital feliz’.
Tuvimos la mala suerte de que mi madre se rompió un pie unos días antes del viaje por lo que el ritmo que llevamos fue un poco más lento de lo normal, de hecho, cambiamos el itinerario previsto para poder disfrutar mejor del viaje. Pobrecilla con la muleta, ¡cada vez que me acuerdo!
Ambientación navideña
La más evidente es la atmósfera que se crea no sólo en las calles de Copenhague, también en pueblos aledaños, debido a la decoración y las luces navideñas. Acostumbran a poner guirnaldas alrededor de los marcos de las ventanas como en el puerto de Nyhavn, donde todos los restaurantes y tienditas del paseo las tienen. Los árboles adornados con bolas, espumillón y luces decoran el interior de iglesias como la Iglesia de Mármol, algunos cafés, tiendas y hoteles.
Mercados navideños
Si aterrizas en el país antes del 24 de diciembre llegarás a los típicos mercados navideños que colocan en varios puntos de la ciudad como el del puerto de Nyhavn o el de Axeltorv. Por norma, suelo llegar tarde para verlos sin embargo, en Cophenague hay un mercado que se mantiene hasta el 31 y se encuentra en el interior del Tivoli. En los numerosos puestos repartidos por el parque venden productos artesanos, juguetes, decoración navideña o ropa invernal. En casi todos verás unos duendecillos muy simpáticos. Son lo que los daneses llaman Julenisser o duendes de Navidad. Ayudan a Papá Noel con los regalos y puedes encontrarlos en versión femenina con trenzas, masculina con una larga barba blanca o gris y como niños. Eso sí, el traje rojo y el gorro por la nariz. Hay muchos modelos y tamaños y los verás por todas partes.
Tivoli
Los Jardines Tivoli albergan el segundo parque de atracciones más antiguo del mundo y lo encontrarás en el centro de la ciudad y cuando digo centro, me refiero a que cruzas la calle y estás en el ayuntamiento.
Tanto si te gustan las atracciones como si no, lo considero una visita obligada y más en estas fiestas. Desde 1997 el Tivoli viste todas sus galas en navidad. No sólo puedes encontrar el mercado, todo el complejo está iluminado y decorado acorde a las fechas. También añaden nieve y atrezzo como los trineos-mesa que hay en la entrada.
Además, prácticamente todas las noches hay un espectáculo de luces en el lago con música de Tchaikovski y un festival de fuegos artificiales. Consulta las horas porque cada día es diferente. El 31 de diciembre son a las 23 h. y puedes aprovechar y cenar aquí, sin duda, será de los sitios más económicos que puedas encontrar con ambiente. También será uno de los pocos sitios abiertos el día uno de enero, así que puedes aprovechar el día para verlo aunque creo que de noche tiene un encanto especial.
La entrada mínima que pude adquirir para entrar en 2017 era de 120 DKK (unos 16 €) y no incluye las atracciones, sólo el acceso a los jardines.
Fiesta
Decidir un sitio para cenar en Nochevieja fue tarea complicada. En primer lugar recomiendo reservarlo antes de ir, no son fechas para improvisar si queremos ir a un restaurante. En segundo lugar, yo desistí de ir a uno con comida típica danesa debido a los precios. Muchos de los restaurantes que consulté hacían una “oferta” unitaria de cena más baile sin posibilidad de coger sólo cena, contando que es Nochevieja y que Dinamarca no es un país barato, el precio por comensal se disparaba. Nosotros nos decidimos por el argentino Fuego. No os voy a engañar, seguía siendo caro pero nos lo podíamos permitir. Descarté cenar en el Tivoli porque las opciones en restaurante eran muy caras también, los puestos no eran opción por el frío y el resto de sitios son tipo fast food.
Tras la cena, la plaza del Ayuntamiento se convierte en el punto de encuentro y también se une al festival de fuegos artificiales. Allí lo de las uvas no se lleva pero nosotros tomamos las nuestras sin campanadas ni nada, no vaya a ser…
Los daneses, por su lado, tiran fuegos desde todos los rincones de la ciudad. Dos horas después aún se oían los últimos coletazos en la lejanía. Y por supuesto, se van de fiesta para celebrarlo. La discoteca más solicitada y más famosa de la ciudad es Rust, también de las más caras. Yo que soy más viajera que fiestera acabé la noche en un pub cerca del hotel, tomando copas y charlando con una chica lituana encantadora.
Exposiciones especiales
Otro plus de la Navidad es que siempre hay eventos especiales. En el mismo Tivoli puedes asistir a una representación del Cascanueces. Nosotros fuimos a ver el precioso Castillo de Fredericksborg en Hillerod (a una hora en tren de Copenhague) y nos encontramos una exposición de vestuario navideño tradicional danés muy característico. Me recordaba al vestuario de Harry Potter.
Gastronomía
Los dulces, generalmente galletas, pastas o pasteles, son los protagonistas y en algunas pastelerías/panaderías hay platitos con trozos para que los pruebes. Pero si tengo que recomendarte algo dulce, me quedo con el postre navideño danés por excelencia, el Risalamande (pudin de arroz con vainilla y almendra). Además de estar riquísimo, me hace gracia que es el homólogo de nuestro roscón de reyes. Los daneses meten una almendra entera y a quien le toca, gana un premio especial. No hay almendra mala.
Y si te gusta la cerveza hay una cosa que puedes hacer siempre en Copenhague que es visitar el museo Calsberg y otra que solo podrás hacer en Navidad, brindar con una julebryg o lo que es lo mismo, la edición navideña de la marca de cerveza Tuborg.
¿Necesitas más motivos? No hacía tanto frío como esperaba y un día disfrutamos de un sol espléndido. Y si aún así no te convence, aquí tienes 8 destinos europeos más donde elegir ir en Navidad. ¿Has ido a Copenhague en Navidad? Deja un comentario y cuéntanos tu experiencia.